¿Prácticas desleales de comercio en industria láctea de Centroamérica?.
Lucrecia Brenes se formó como economista y luego se hizo abogada. En sus bondades como profesional está enfocada en querer sacar la verdad. La industria láctea está entre sus campos de acción, en la que ha tenido que emplearse a fondo para probar y defender casos relacionados con prácticas desleales de comercio. Conoce y ha estudiado la industria láctea costarricense, cuya característica principal es su alto nivel de protección arancelaria y los incentivos que reciben los productores a través de las cooperativas.
La experta señala que cuando se habla de defensa comercial en cualquiera de sus dimensiones, sean medidas de salvaguardas o antidumping, existe un producto en un mercado a un precio, que se transa de cierta forma, con ciertas características y al final de cuentas hay un competidor disconforme con esas transacciones.
Brenes indica que eso es lo que se lleva a un proceso administrativo (litigio) relacionado con una legislación internacional en donde se dirime la disputa. A su entender, República Dominicana es un mercado potencial con riesgos latentes.
Costa Rica es un mercado en donde existe el dominio de una única empresa, una cooperativa de productores que se han agremiado bajo el formato de cooperativa para ofrecer los productos en el mercado. Es una entidad completamente integrada, pues sus socios son los productores que entregan esa leche a la empresa que fabrica los productos lácteos.
“Es una industria que ha estado muy protegida a lo largo de los años. El arancel de importación en Costa Rica supera el 50% y muchos de los productos tienen un 66% de protección y eso ha significado que prácticamente no tengan competencia en el mercado costarricense. Ningún competidor fuerte puede entrar”, explicó.
Las empresas de Centroamérica, a través del tratado de libre comercio, podrían entrar a Costa Rica, pero no están lo suficientemente desarrolladas para enfrentar a la Cooperativa Dos Pinos, que deja muy poco espacio a las pocas marcas que intentan sobrevivir.
“Con Cafta se han logrado algunas cuotas de importación que han permitido el ingreso de algunos productos. Tenemos algunos de Panamá, pero en resumen no hay una competencia fuerte en el mercado. Esto le ha permitido un gran desarrollo, un gran crecimiento, pero bajo una sombrilla de protección. Recientemente ingresó el Grupo Lala, sus productos se están viendo, pero en ese sentido seguimos con una participación de mercado con unos pocos competidores”, refirió.
Brenes estima, de acuerdo con levantamientos internos, que Dos Pinos debe representar más del 90% del mercado interno en Costa Rica, lo que obedece al nivel de protección que ha tenido a lo largo de los años con un 66% de arancel para la importación de lácteos.
Sin embargo, la experta señala que hay un contexto internacional que no debe desconocerse y es el hecho de que el mercado mundial de lácteos se encuentra fuertemente distorsionado por una serie de subsidios que otorgan algunos países desarrollados, principalmente en Europa. A su entender, ese proteccionismo de grandes potencias productoras de lácteos es lo que ha justificado, a la vez, altos aranceles en el país.
Es por esto, dice, que el tema debe analizarse dentro de un contexto internacional. “Los altos aranceles se justifican, precisamente, para evitar un comercio que se consideró desleal por los subsidios que reciben países como Nueva Zelanda y europeos que protegen fuertemente las industrias agrícolas. Entonces, ese proteccionismo tiene un fundamento técnico. Yo no puedo decir si es bueno o es malo, pero lo cierto es que esa distorsión en el comercio internacional de lácteos es la que ha justificado el establecimiento de un arancel tan alto en el país”, refirió la experta.
Caso El Salvador
“Tuvimos un caso, el primer caso que ha tenido la Cooperativa Dos Pinos en su contra. Se trata de una investigación por prácticas de comercio desleal o dumping que interpuso la industria salvadoreña (Cooperativa Ganadera de Sonsonate). Iniciamos con una investigación para determinar si existía una práctica desleal, analizamos los precios de venta de Dos Pinos en el mercado costarricense y analizamos los precios a los que esa misma cooperativa exportaba a El Salvador. El estudio preliminar determinó una diferencia de precios de 50%”, explicó.
Refirió que la investigación demostró que los precios resultaron más bajos en el mercado salvadoreño que en el costarricense. Indicó que ese proceso tiene poco más de un año de iniciado, y una resolución preliminar de la Autoridad de El Salvador determinó un margen de dumping de un 39.9%, porcentaje que fue luego de que Dos Pinos presentara sus pruebas de defensa. “Cualquier margen por encima de 2% se considera que ya existe una práctica de comercio desleal”, apuntó.
Sobre los efectos de la práctica desleal de comercio de referencia, señaló que la empresa tiene el 70% en las importaciones de lácteos en El Salvador y más del 50% del mercado total. Especificó que en el caso de dumping no sólo hay que determinar la práctica, sino que para colocar medida se debe determinar la existencia de daño. Explicó que el dumping por sí mismo no genera ningún tipo de medida. En este caso, especifica, se analizan tres o cuatro años, en los que se analizan los indicadores económicos de la empresa para determinar si la práctica tiene un perjuicio sobre la rama de producción nacional.
La decisión preliminar fue evacuada a finales de 2018 justo cuando la investigación cumplió un año. “Se celebró una audiencia, ya las partes emitieron conclusiones, se cierra el período de pruebas y ahora le queda uno o dos meses a la autoridad para emitir resolución definitiva. Ya no hay nada más que hacer”, explicó Brenes.
Una decisión definitiva, según la experta, considerando que preliminarmente se estableció la existencia del dumping, demostrándose la existencia de daño, se espera una resolución que establezca una medida antidumping, que consistiría en controlar las importaciones de leche costarricense.
A la pregunta de ¿por qué no se ha iniciado un proceso similar en otros países donde tiene presencia Dos Pinos?, Brenes fue muy explícita en su respuesta: “Yo creo que los países deben estar a las expectativas de ver qué sucede en El Salvador. Quizá consideran que su posición prudente en este momento es que deben ser observadores y me imagino que cuando se obtenga este resultado, algunos que sientan que sus mercados también están siendo objetivo de prácticas desleales de comercio también se van a animar con una investigación similar”.
Sin embargo, Brenes afirma que la posición de observador no significa que sea prudente, sino que los países han adoptado una posición que entienden que es prudente . Sin embargo, entiende que si hubieran querido que salga más rápido “yo hubiera iniciado los procesos juntos con El Salvador, le hubiera dado mucha más fuerza y nos damos confianza mutuamente. Digamos, que República Dominicana hubiera iniciado hace un tiempo, hubiera servido para que la autoridad salvadoreña diga, -bueno, aquí tengo otro que está haciendo lo mismo- y al mismo tiempo las autoridades dominicanas hubieran dicho -aquí tengo a El Salvador que también está haciendo lo mismo-, así que hubiera pensado si un país siente que tiene prácticas desleal de comercio, tiene a sus industrias con afectación, con daño, mi decisión hubiese sido iniciar esto antes”.
La economista y abogada, experta en controversias comerciales, afirma que lo preferible sería que los mercados fueran libres y sin distorsión en una economía donde existieran todos los elementos para que la competencia sea plena, sin distinción, oferta y demanda. Eso, dice, lleva a otro escenario donde habrá países que a la larga serán competitivos en la producción de lácteos y se mantendrán en ese mercado y otros que no son (serán) competitivos que debieron abandonar sus industrias.
Es aquí donde Brenes se cuestiona en torno a si se quiere o no tener industria láctea. Afirma que, en este caso, la única forma de hacerla competitiva es por medio de protección con aranceles.
Refiere que hay muchos casos en Centroamérica en que no se envían a los técnicos fuera a visitar las plantas lácteas para autorizar las importaciones desde los países donde funcionan, pero hay países que tampoco otorgan el permiso para la instalación de nuevas plantas desde hace muchísimos años.
Lucrecia Brenes, abogada y economista.
Respecto a las marcas foráneas que han podido ingresar al mercado de Costa Rica, señaló que ese tipo de comercio es “incipiente”, que ahora está tratando de ganarse un espacio la empresa Lala, de inversionistas mexicanos, pero que tuvieron que comprar una fábrica en el país. Además, señaló, hay un comercio de helados que se ha logrado a través de las cuotas del DR-Cafta.
“Este es un país donde hay segmentos de alto consumo, por lo que se dan pequeñas importaciones de productos que, aunque pagan el 66% de arancel, se venden en el país. Tenemos algo de yogur con Yoplait y la leche nicaragüense Eskimo, comprada por Lala en 2014, pero no tienen una inversión importante en mercadeo, por lo que tienen una cuota de participación bastante pequeña”, explicó.
De aquí para allá.
De República Dominicana, según recorrido, no ha podido entrar ninguna empresa láctea, para lo cual sólo hay que visitar los principales supermercados y bodegas (pulperías, le dicen en Costa Rica) para notar que Dos Pinos tiene una relación de 10 a 1 frente al resto de las marcas.
Para Brenes, es difícil saber lo que hubiera sucedido con Dos Pinos si no hubiera tenido la protección y beneficios que recibe del Estado. Ha sido protegida, dice, no sólo con niveles arancelarios altos, sino contra la apertura comercial con todos aquellos países con los que Costa Rica tiene acuerdos comerciales.
Explica que en el caso de El Salvador se ha determinado que existe un precio normalmente bajo de entrada, pero para el consumidor no hay tal diferencia, sino que los beneficios del dumping se quedan en las etapas de comercialización.
A nivel de consumidor, aclara, el precio es tan alto como en Costa Rica, por lo que la estrategia es posicionarse en un mercado con un precio ligeramente más alto que los otros importados para dar una expectativa de que el consumidor está ante un producto mejor.
“Pensemos en esto: si yo le puedo dar mejor margen al supermercado, un mejor margen al comerciante, ese comerciante tendrá un incentivo para vender el producto objeto de dumping, dándole mayor espacio, poniéndolo delante en las góndolas, hacer mercadeo en el establecimiento, promociones, en fin y no necesariamente llega al consumidor a buen precio”, señaló Brenes.
Sacar el elemento político para lograr transparencia.
Lucrecia Brenes considera que los países latinoamericanos deben eliminar el elemento político en los procesos de investigación de defensa comercial. Afirma que deben usarse los instrumentos disponibles técnicamente con jueces imparciales.
Indica que si se está frente a un caso donde efectivamente hay prácticas desleales de comercio, y ciertamente existe daño, sin ningún temor debe imponerse una medida que, al mismo tiempo, no elimine el comercio, sino que sea para establecer precios de competencia. Pide a los consumidores organizarse para enfrentar estas malas prácticas.
“Hay que lograr madurez institucional en el sentido de que estos casos se atiendan técnicamente. Hay que tener funcionarios íntegros en sus trabajos, bien capacitados técnicamente, que puedan hacer ese trabajo con objetividad e imparcialidad”, consideró.
Brenes afirma que la defensa comercial es un tema de equilibrio a fin de que las medidas se apliquen correctamente, pues no se trata de sacar competidores del mercado, sino que la competencia sea justa.